martes, 28 de junio de 2011

Reflexionando con La vida Misma

Si Yo Tuviera Mi Vida para Vivirla de Nuevo



Me habría ido a la cama cuando estaba enferma en vez de creer que la tierra se detendría si yo no estaba en ella al día siguiente.
Hubiera encendido la vela rosada en forma de rosa antes de que se derritiera guardada en el armario.
Habría invitado a mis amigos a cenar sin importarme la suciedad de la alfombra y el sofá desordenado.
Habría comido las palomitas de maíz en el "salón de las visitas" y me habría preocupado menos del engorro que suponía cuando alguien quería encender el fuego en la chimenea.
Habría dado mi tiempo para escuchar a mi abuelo divagando sobre su juventud.
Habría compartido más el día a día con mi marido que con la oficina.
Me habría sentado en el prado sin importar las manchas de la hierba.
Habría llorado y reído menos viendo televisión y más mientras vivía la vida.
En lugar de evitar los malestares de los nueve meses de embarazo, habría atesorado cada momento y comprendido que la maravilla que crecía dentro de mí, era mi única oportunidad en la vida de asistir a Dios en un milagro.
Cuando mis hijos me besasen impetuosamente, nunca habría dicho "cuidado, estoy ocupada, ahora ve y lávate para la cena", Habría habido más "te quiero" y más "lo siento"
Pero sobre todo, quiero darle otra oportunidad a la vida, quiero aprovechar cada minuto.      
Mirar las cosas y realmente verlas... vivirlas y nunca volver atrás.

¡Dejar De Preocuparme Por Las Cosas Pequeñas y Comenzar a Preocuparme Por Las Cosas Bellas Que Si Importan!!!

No te preocupes sobre a quién no le agradas, quién tiene más o quién hace qué. En lugar de eso, atesoremos las relaciones que tenemos con aquellos que de verdad nos quieren.
                                                                                   Por Erma Bombeck
(Escrito después que ella descubriera que se estaba muriendo de cáncer).



lunes, 27 de junio de 2011

MEDITAR SOBRE LA REALIDAD

       EL VIOLÍN


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Se cuenta que con un viejo violín un pobre hombre se ganaba la vida, hombre que reflejaba en su forma de vestir y actuar el fracaso y la mediocridad.
Iba por los pueblos, comenzaba a tocar y la gente se reunía a su alrededor. Tocaba y al final pasaba entre la concurrencia un agujereado sombrero con la esperanza de que algún día se llenara. Cierto día comenzó a tocar como solía, se reunió la gente y salió lo de costumbre; unos ruidos más o menos armoniosos. No daba para más ni el violín ni el violinista. Y acertó a pasar por allí un famoso compositor y virtuoso del violín. Se acercó también al grupo y al final le dejaron entre sus manos el instrumento. Con una mirada valoró sus posibilidades, lo afinó, lo preparó…y con gran maestría arrancó una melodía fascinante, asombrosamente bella del viejo instrumento. 
Y entonces, lo comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado concierto.
Al escuchar la música, acudió más gente de la cercana calle y pronto había una pequeña multitud escuchando embelesada. El sombrero se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes.
Mientras el maestro seguía tocando  una melodía tras otra, con tanta alegría.                
El mendigo estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: " ¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!"  Él jamás pensó que aquellas viejas cuerdas encerraran tantas posibilidades.
Profundizando cada uno en nosotros mismos quizás descubramos que no estamos rindiendo al máximo todas nuestras posibilidades. Somos en muchas oportunidades como un viejo violín estropeado y nos falta incluso alguna cuerda. Somos como un instrumento flojo y hasta además a veces desafinado. Sí intentamos tocar algo en la vida, lo que obtenemos son unas notas faltas de armonía.
Y al final cada vez que hacemos algo necesitamos también pasar nuestro agujereado sombrero; buscando ser aplaudidos, considerados y alabados. Nos alimentamos de esas cosas y si los que nos rodean no nos echan mucho nos sentimos defraudados; viene luego el pesimismo.                                                        
En el mejor de los casos se cumple el refrán:

“Quien se alimenta de migajas anda siempre hambriento”.
No acaban de llenarnos profundamente las cosas.                             
Mucha diferencia habrá cuando dejemos que ese Gran compositor que es Dios nos afine, nos arregle, ponga esa cuerda que falta y dejemos que ¡sea Él quien toque!
También existen violinistas que nos pueden ayudar a caminar por la vida afinándonos como lo es un amigo, un compañero, un maestro, un hermano, un padre, un hijo, una persona de la que podamos obtener conocimientos, un consejo, una buena idea, una corrección fraterna, y quedaremos sorprendidos de las posibilidades que teníamos encerradas en nuestro interior.  
Tú como estas tocando el violín de tu vida; aquel que cuando nacemos traemos con nosotros: inteligencia, sentimientos, habilidades, etc. Y  también tenemos libertad para arrancar de él las notas y melodías que deseemos tocar.
Esperamos recibir más de lo que damos y muchas veces por pereza no queremos afinar, afianzar nuestras habilidades, adquirir conocimientos, poniendo todo nuestro empeño en el cumplimiento del día a día con nuestros deberes y desear mejorar para ser capaces de cumplir y realizar nuestros sueños, aspiraciones y metas.
Sólo  así podremos interpretar melodías armoniosas y llegaremos a tocar el violín con maestría.
      
          “Luchemos constantemente e incansablemente por ser un violín afinado”


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Las Pastillas  De Colores


Un día Danielito le preguntó a su mami:
- Mami. ¿Qué hay que hacer para tener algo que uno quiere mucho?
La mami que se imaginó enseguida que Danielito quería un perrito para su cumpleaños, le contestó:
- Tienes que imaginarte claramente lo que quieres, como si ya lo tuvieses contigo, luego tienes que querer, con todo tu corazón, que se haga realidad.
Pasaron muchos días y Danielito le dijo a la mami:
- Mami, yo hice todo lo que me dijiste y todavía no tengo lo que quería. ¿Qué estoy haciendo mal?
La mami, que seguía pensando en el cachorro para el cumpleaños de Danielito, y considerando que todavía faltaban veinte días le dijo:
- Mira Danielito, si realmente quieres algo, además de hacer lo que te dije, tienes que pedírselo a Dios.
Cualquier cosa que quieras, se la pides a Dios y Dios te la va a dar.
Desde ese día Danielito apenas se levantaba a la mañana, se imaginaba claramente lo que quería y le pedía, del siguiente modo, a Dios con todo su corazón:
- Dios mío, te quiero mucho, y sé que puedes  darme todo lo que te pido.
Dios mío dame las pastillitas de colores.
Otro tanto hacía cuando se iba a dormir a la noche.
Así pasaron los días, hasta que al fin el milagro estaba a punto de producirse.
Esa mañana bien temprano, cuando recién terminaba de hacer su "pedido a Dios", su mami le había dicho:
- Danielito, ya estas grande, y por ese motivo quería preguntarte si te gustaría quedarte solo esta noche en casa, mientras tu papi y yo nos vamos al cine.
La respuesta afirmativa de Danielito fue tan efusiva que confundió un poco a la mami, que pensó:
- Indudablemente este chico está mucho más crecido de lo que yo creía.
Ahora eran las siete de la tarde y se estaban dando las condiciones necesarias para lograr lo que tanto había deseado.
Era indudable que la mano de Dios estaba presente.
Danielito no veía la hora de quedarse solo en casa, y daba vueltas alrededor de su mami, como si de este modo pudiese apurar al tiempo, mientras decía:
- Gracias Dios por tu ayuda, gracias...
Eran casi las siete y media cuando su mami terminó de pintarse los labios, le dio un último toque a su peinado, y salió corriendo del baño, pues su papi ya estaba gritando desde la puerta:
- Apúrate, que si no llegamos tarde al cine.
Danielito acompaño a su mami hasta la puerta.
Estaba muy nervioso, como si dudase de que el milagro siguiese su curso, y se tranquilizó cuando ella le dijo:
- Pórtate bien, no hagas travesuras, y si tienes mucho sueño ándate a dormir con el osito de peluche.
Nosotros volvemos cerca de media noche.
Luego la mami se agachó y le dio un hermoso beso en la frente que lo dejó lleno de rouge.
Fue entonces el momento del papi, que se agachó se puso a la altura de sus ojos, lo miró fijo y le dijo:
- Ya eres todo un hombre, así que por primera vez te dejo al cuidado de la casa. Le dio una palmadita en el cachete y se fue.
A Danielito le pareció que el papi había sonreído ligeramente pero no estaba seguro.
Parado sigiloso detrás de la puerta de calle, los oyó subir al ascensor y alejarse hacía la planta baja del edificio.
Por fin el quedaba a cargo del operativo. Se dirigió resueltamente al baño, y lo miró fijo.
Allí arriba estaba el baluarte a conquistar.
Un gran botiquín, de color blanco que contenía su preciado tesoro.
Ahí estaba el frasco con las hermosas pastillas de colores.
Ese frasco contenía lo que él quería. Más de una vez, había visto a su madre abrirlo, sacar una pastilla y tragarla de inmediato.
Debían ser pastillas maravillosas, no como las que vendían en los kioscos y que ya lo habían hartado.
Pastillas maravillosas que lograban que su madre dejara de estar tensa, Pastillas maravillosas que lograban que su madre dejara de gritar y que se le endulzara la voz, de un modo tal que a veces se le ponía pastosa.
Siempre se había preguntado por qué su madre, que tanto decía que lo amaba, y que decía dar la vida por él, le negaba las pastillas.
Ella nunca había querido darle una de esas pastillas a pesar de sus ruegos y berrinches.
Es más la vez que él se había puesto firme en exigir que su madre las compartiera con él, lo único que había logrado era una serie de cachetadas muy fuertes, que le impidieron por un buen rato sentarse cómodamente en una silla.
Pero había llegado la hora de la venganza.
Su resolución era inquebrantable: apenas lograse llegar al botiquín y agarrar el frasco lleno de pastillas pensaba comérselas todas.
Saborearlas una por una despacio, hasta acabarlas.
De este modo su mami aprendería que con él no se jugaba.
Estudió la situación y se dio cuenta que no había un modo directo de subirse al lavabo, para luego desde ahí llegar al botiquín. Pidió a Dios que lo iluminara y ayudara. Se le ocurrió de inmediato una idea, fue entonces al comedor y luego de dura lucha entró con una pesada silla que puso al lado del lavabo.
Se subió a la silla y de ahí al lavabo, pero tampoco parecía llegar.
Volvió a pedirle a Dios ayuda, y se afirmó más arriba del lavabo mientras con la mano derecha lograba abrir el botiquín.
Volvió a pedirle ayuda a Dios y parándose de punta de pies logró agarrar el frasco.
Luego vino el grito a sus espaldas, luego vinieron los chirlos, luego vino el encierro en su pieza.
Luego vinieron las preguntas.
Luego llegaron las conclusiones.
¿Cómo puede ser que justo cuando uno está por comerse las pastillas, vuelva la mami y lo atrape?
¿Por qué, justo ese día, su papi tiene que olvidarse la billetera con los documentos y la plata y volver a buscarla?
Es indudable que Dios nos niega lo que más queremos en la vida.
Es indudable entonces que Dios no es tan bueno como dicen.
Es indudable que es inútil confiar en Dios y pedirle ayuda.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que Danielito dejara de estar enojado con Dios por el tema de "las pastillas de colores", y de este modo pudiese empezar a reírse de lo sucedido y de su propia ignorancia.
Tuvo que pasar un poco más de tiempo para que finalmente pudiese agradecerle a Dios.
 
"Como adultos, que creemos ser, muchas veces le pedimos cosas a Dios, y él las niegas. Entonces protestamos como chicos, sin saber que atrás de esa negativa está la sabiduría que nos protege".



 
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Estoy Volando 
 
Había un chiquillo que vivía en un orfanato.

El chiquillo siempre deseaba volar como un pájaro. Le costó entender porque no pudo volar. Había pájaros en el zoo mucho más grandes que él y ellos podían volar. -¿Porqué no puedo volar?- pensaba, - ¿Hay algo defectuoso conmigo?- se preguntaba.

Había otro chiquillo que era cojo. Siempre había deseado andar y correr como los demás niños y niñas.

-¿Por qué no puedo ser como ellos?- pensaba.

Un día el huérfano, que quería volar como un pájaro, huyó del orfanato. Llegó a un parque donde vio el chiquillo que no podía ni andar ni correr. Estaba jugando en la arena.

Se fue corriendo hacía el chiquillo y le preguntó si alguna vez había querido volar como un pájaro.

-No,- respondió el chiquillo que no podía  ni andar ni correr, - Pero sí que me he preguntado como sería andar y correr como los demás niños.-

-¡Qué triste!- dijo el huérfano. -¿Piensas que podríamos ser amigos?- preguntó.

-Claro,- dijo el chiquillo.

Los dos chiquillos jugaron durante horas. Hicieron castillos de arena e hicieron unos ruidos graciosos con las bocas. Los ruidos los hicieron reír mucho. Entonces vino el padre del chiquillo con una silla de ruedas para llevarse a su hijo. El huérfano que siempre había querido volar se fue corriendo al padre del chiquillo y le susurró algo.

- Eso estaría bien.- dijo el hombre.

El chiquillo que siempre había querido volar como un pájaro se fue corriendo a su nuevo amigo y le dijo, - Eres mi único amigo, ojalá pudiera hacer algo para que anduvieras y corrieras como los demás niños, pero no puedo. Pero sí que hay algo que puedo hacer por ti.- El huérfano se dio la espalda a su nuevo amigo y le pidió subir a su espalda. Entonces empezó a correr por la hierba. Corrió mucho y cada vez más rápido. Hizo que sus piernas trabajaran aún más. Esforzó más y más sus piernas. Pronto el viento soplo en las caras de los dos niños.

El padre del niño cojo empezó a llorar al ver a su hermoso hijo mover sus brazos arriba y abajo en el viento, mientras gritaba con todas sus fuerzas

                                   -¡Estoy volando, Papá, Estoy Volando!
"El Amor es verdadero cuando busca la Felicidad de los demás"

 “El Amor ayuda si esperar recompensas”





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Por Favor Ayúdeme , Soy Ciego





Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
 
"HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA"
A veces es necesario que cambiemos la forma de hacer las cosas para que las cosas nos vayan mejor
Recuerda que todo cambio es bueno en la medida que te renueve y te haga ser una mejor persona, renuévate día tras día

¡Vence el temor, deja las dudas, Atrévete!
 
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Las Siete Maravillas


niña

Una maestra les preguntó en una prueba a los niños cuáles eran las siete maravillas  del mundo. La mayoría de los chicos entregaron enseguida la hoja con sus respuestas, pero una niña estuvo mucho tiempo pensando, con el papel en blanco.
La maestra se preguntaba por qué le tomaría tanto tiempo recordar la simple lista, y entendió la demora cuando la niña le entregó el papel. Había escrito:  
  Ver, Oír, Degustar, Tocar, Reír, Correr y Amar

La gran mayoría de las grandes lecciones provienen de la inocencia de los niños. Aprendamos de la sabiduría de las palabras de esta niña que no repitió las conocidas maravillas del mundo.
Ella se sentó a pensar en su vida, y encontró el placer de esas pequeñas cosas que con la velocidad de todos los días los adultos no alcanzamos a ver....
Si tienes la sonrisa de un niño, darás una de las mayores expresiones de amor. 

Si tienes la mirada de un niño, serás transparencia pura.

Si tienes la ilusión de un niño, llegarás a ser grande.

Si celebras tu cumpleaños y decoras tu habitación como un niño, llenarás de alegría tu vida.

Si cantas y ríes fuerte como los niños, será para expresar que eres la persona más feliz del mundo.

Si tienes la amistad de los niños, no exigirás a tus amigos que sean mejores que tú.

Si oras como un niño, no será para que el mundo vea cuán bueno eres.

Si abrazas como los niños, serás fuerte, grande, desinteresado, y todo ello por amor.

Si tropiezas como un niño, podrás levantarte enseguida y sin sentir vergüenza.           

"Si tu alma es pequeña como la de un niño, podrás  vivir tranquilo y feliz y un día entrar al Reino de los Cielos, simplemente como las almas de los niños".


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El Mundo y El Hombre



Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.

El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.

Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el
objetivo de distraer su atención.
De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:
- ¿cómo te gustan los rompecabezas?, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie.
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.
Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo.
Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.
Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo:
Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?
Papá, respondió el niño; yo no sabía ¿cómo era el mundo?, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
"Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo".





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SIEMPRE BUSCA SER TÚ MISMO



La Fortaleza de un Hombre


La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros. Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.
La fortaleza un hombre no está en lo profundo del tono de su voz. Está en la gentileza que usa en sus palabras.
La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tenga. Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijos.
La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo. Está en como es respetado en su casa.
La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear. Está en lo cuidadoso de sus caricias.
La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho. Está en su corazón.
La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado. Está en poder ser verdaderamente de una mujer.
La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar. Está en las cargas que puede llevar a cuestas.





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VIVIR

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Vivir, Es Vibrar  a Cada Instante




Vivir, es vibrar cada instante, ante la emoción de percibir la maravilla de la creación de Dios que nos rodea.
Vivir, es entender que cada minuto que transcurre no volverá!Vivir, es saber dar lo mejor de nosotros, es vibrar en la bondad y llevar a su máxima expresión nuestra capacidad de ser.
Vivir, es aprender más cada día, es gozar los momentos bellos y desafiarse a sí mismo ante las adversidades.
Vivir, es amar intensamente a través de una caricia, es escuchar en silencio la palabra del ser amado, es perdonar una ofensa, es sentir la presencia del otro, es besar con amor a quien nos ama.
Vivir, es contemplar apaciblemente la alegría de un niño, escuchar al adolescente aceptando sus inquietudes sin protestar, acompañar con gratitud la ancianidad en su soledad.
Vivir, es comprender al amigo ante la adversidad y tener la capacidad de regocijarme ante sus triunfos y realización.
Vivir es sentir que nuestro existir no fue vano y en la medida en que nos atrevamos a dar lo mejor de nosotros en cada momento, logremos manifestar la grandeza de nuestra alma para amar.
Vivir es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.
Vivir es aprender a convivir con el otro despertando su persona como obra de Dios.



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